martes, 1 de diciembre de 2015

Unos pies de plomo, por favor.

Una tienda de compra y venta.

Vendedor - Buenas tardes
Clienta - Buenas
Vendedor - ¿En que podría ayudarle?
Clienta - Vengo a hacer una reclamación.
Vendedor - Usted dirá
Clienta - La semana pasada vine a comprar unos pies...
Vendedor - Sí, la recuerdo... ¿no andan bien?
Clienta - Unos pies de plomo.
Vendedor - De plomo...
Clienta - Sí, pero debió equivocarse, estos pies no son de plomo.
Vendedor - Déjeme ver... no lo entiendo, son pies de plomo.
Clienta - Imposible
Vendedor - ¿Por qué tiene esa certeza?
Clienta - Si fueran unos pies de plomo no hubiera tropezado por segunda vez con la misma piedra.
Vendedor - En eso tiene razón...
Clienta - Por supuesto.
Vendedor - ¿Cuantas emociones me dio por los pies de plomo?
Clienta - ¿Emociones? Le pagué con todo mi corazón.
Vendedor - Ya me acuerdo.
Clienta - Exijo que me lo devuelva. 
Vendedor - Sí, lo guardé bajo llave. (El vendedor abre una caja, el corazón está hecho pedazos). Pero como es posible... No lo entiendo.
Clienta - ¿Qué le ha hecho?
Vendedor - Se ha roto el corazón. Esto nunca había pasado.
Clienta - Quiero ahora mismo una hoja de reclamaciones, me da unos pies de plomo que no funcionan y encima me rompe el corazón.
Vendedor - Le puedo asegurar que yo no lo he roto, debe haber sido él.

Micropausa

Clienta - ¿Él ha estado aquí?
Vendedor - Esta mañana.
Clienta - ¿Qué quería?
Vendedor - Intentó venderme un alma que no era suya.
Clienta - ¿Puedo verla?
Vendedor - Sí, un momento.

El vendedor le enseña el alma

Clienta - Es mi alma. Yo se la entregué, supongo que quería deshacerse de ella. 
Vendedor - Pues se la puedo devolver a cambio de los pies de plomo.
Clienta - Gracias, y... una preguntita, a parte de entregarle mi alma... ¿Compró algo?
Vendedor - Sí, compró una goma de borrar "ayeres".
Clienta - ¿Cuantas emociones le dio por ella?
Vendedor - Hace usted muchas preguntas.
Clienta - Si me contesta le compro un pegamento extrafuerte y dos sonrisas.
Vendedor - Me pagó con su felicidad y parte de su vida. ¿Quiere verla?
Clienta - Mejor que no, podría destrozarla, sabría exactamente como hacerlo, así que de verdad, manténgame al margen de su vida.
Vendedor - ¿Y su felicidad?
Clienta - Algún día volverá a por ella, pero ya será tarde, creo que ha caducado.
Vendedor - Es usted muy observadora. Caducaba justo hoy.
Clienta - Me planteo si con unos buenos pies de plomo todo esto no habría pasado.
Vendedor - Lo siento señorita, contra eso no podemos hacer nada. ¿Quiere usted una goma borra "ayeres" también?
Clienta - ¡No! Deme el pegamento, y las dos sonrisas.
Vendedor - ¿Alguna en concreto?
Clienta - Sí, una para sonreír a mi ayer. Y otra para mirar al mañana.
Vendedor - ¡Aquí tiene!
Clienta - Gracias. 
Vendedor - Si él vuelve por aquí... ¿Quiere que le diga algo?
Clienta - Regálele una sonrisa de mi parte.
Vendedor - ¿Alguna en concreto?
Clienta - Pues, sí... una sonrisa verdadera, de las que traspasan escudos de acero y dan un pequeño pinchazo en el alma.
Vendedor - Quiero hacerle un regalo de la casa, por las molestias.
Clienta - ¿Cual?
Vendedor - Tome, llévese esta cabeza bien alta.

La clienta sonríe, coge la cabeza y se va.











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