miércoles, 29 de enero de 2014

Decido...no decidir.

A- Sólo digo que hay cosas que prefiero no decidirlas yo. No yo. Yo...no.
B- Tú no.
A- Cambiar el canal, por ejemplo. Lo odio. Odio cambiar el...canal.
B- No llevar el control.
A- Si las cosas suceden, no quiero tener mi parte de influencia. Quiero saber que simplemente: suceden.
B- No ser responsable de tus propios actos.
A- No de aquello que no me incumbe.
B- Hay teclas que tienes que tocar.
A- En el mando?
B- En la vida, no puedes mantenerte al margen mientras, simplemente, pasa.
A- Al mute le daré a la vida.
B- Seguro que no sabes ni donde está.
A - (Sonrie) Seguro...( pausa) no me mantengo al margen, sabes?
B- No?
A- No!!!
B- Prefieres que sean otros quienes decidan por ti.
A- Seguro?
B- Como?
A- Yo decido que otros decidan por mi. (Micropausa) quien controla a quien?

B- Tú no. Al mando...no.
A- Déjate de mandos. (Susurra) yo decido no decidir. Pero vamos, que ahora lo que decido es que me quiero tomar un vino, y un gintonic, vamos?
B- Pero si no te gustan los gintonics.
A- Y que? No me voy a mantener al margen mientras la vida pasa y la gente bebe gintonics, no?
B- Ok, tu decides.
A - (sonrie) Lo ves?




viernes, 17 de enero de 2014

Siete días que se convierten en mi primera semana.

Ya llevo una semana, si, oficialmente siete días que se convierten en semana. Mi primera semana.
Todo empezó desayunando un ibuprofeno, hoy he vuelto a hacerlo, despertarme y tantear a oscuras por la habitación hasta dar con esta pastilla milagrosa que cosnsigue eliminar los restos de la noche de mi cabeza.
¿Que pasa? Era jueves y los jueves empieza el fin de semana.
No, no me paso la vida de fiesta ni bebiendo. Que conste que llevo una semana arriba y a bajo, dando tumbos por todas las lineas de metro de Madrid de agencia en agencia, de entrevista en entrevista y de casting en casting. Gracias a esto la semana que viene ruedo un corto el lunes por la mañana y el resto de días me visto con una falda gris, una americana roja y soy algo como chica Audi en la feria FITUR. Así que el finde que viene no empezará en jueves, poco a poco, volveré al ritmo normal, al menos durante la siguiente semana.
Para celebrar todo esto ayer me reuní con Bea y Carmen, las jerezanas, con Bea nos hemos visto bastante, con Carmen hacia como siete años que no nos veíamos. Allí estaban, tan felices y divertidas como siempre, dispuestas a llevarnos a mis compis y a mi a un Afterwork.
¡Dios! ¡¡cuando oí esa palabra!!
Todos los jueves en New York con las venezolanas queríamos ir a afterworks, ¡todos! Sobretodo el de Bryan Park, porque sabíamos que quizá allí estaría el "hombre trajeado de nuestra vida" bebiendo copitas de vino blanco;  porque sí, nos encantan los hombres trajeados bebiendo vino blanco.
Ayer esto nos daba igual, solo queríamos unas cañitas, vernos, hablar, bailar...¡y acabamos en un local taaaaaaaaan genial! (Ahora diréis, Irene, todo te parece genial) pero no, esa música...ese ambiente...ese "todo"...fue un "afterwork" de pies a cabeza.

Tanto que el final de esta historia nos trae de nuevo al ibuprofeno de hoy.
Y con esta entrada concluyo: llevo una semana y aún no he visto Madrid.
Pero tengo taaaaaaaaaaanto tiempo.........

P.D. El pájaro no se calla nunca, alomejor cuando Constantino llegue no hay pájaro.
P.P.D. Ayer Cristian llegó con una sorpresa en una bolsa. Yo le dije "espero que no sean donuts ni cruasanes ni nada de esto..." cuando destapó la bolsa era una caja llena de grillos para que su lagarto de la cueva pueda alimentarse. Le dio un par y ha escondido el taper con grillos por la casa, he soñado que los grillos me atacaban, tengo algo de miedo.

jueves, 16 de enero de 2014

Y que le guste viajar.

ÉL - Podemos dar una vuelta. No hace mucho frío no? Porque no te gusta el frío a ti.
ELLA - No...
ÉL - También podemos alquilar una bici. Son gratis. Una hora. Te gusta ir en bici.
ELLA - Si. Me gusta. Pero no hoy, no. No ahora, así.
ÉL - Ah claro, así. Claro claro. Damos una vuelta y...
ELLA - Y...
ÉL - Vemos a ver qué.
ELLA - Tendré hambre en un rato.
ÉL - Tienes hambre, ahora?
ELLA - No no. Ahora no, no.
ÉL - En un rato.
ELLA - Si, no se, en un rato seguramente sí. Siempre tengo hambre. Me pasaría el día comiendo.
ÉL - Pues estás delgada eh!
ELLA - Si, bueno, no se...de pequeña mi mejor amiga decía que tenía un gusanillo que se lo tragaba todo.
ÉL - Puede ser, puede ser...
ELLA - No, no, será que no paro quieta, simplemente...
ÉL- ¿Y dónde te gustaría cenar? Porque eso no lo...
ELLA - MMmm... a ver...pues..
ÉL - A mi me encantaría ir a un griego, sabes?
ELLA - No, no he ido...o si, no lo recuerdo.
ÉL - Yo fui una vez, no hace mucho, fue para mi como cumplir un sueño.
ELLA - A un...restaurante?
ÉL - Sí, sueño cumplido de verdad. Es que me encanta Grecia, es tan... tu has estado en Grecia?
ELLA - No..no.
ÉL - Yo tampoco. (pausa) Pues fui a aquél restaurante, entré y me sentí súper cerca de Grecia tía, súper cerca. De hecho estaba a la misma distancia que hacia media hora pero bueno...
ELLA - Fuiste...solo?
ÉL - Sí, para sentirlo más todavía, porque uno cuando hace estas cosas solo pues, las siente más sabes?
ELLA - Ah...
ÉL - Recuerdo que pedí...vino! Y yo no bebo vino eh...no, no me gusta. Pero le dije al camarero..."quiero un vino muy griego" y bueno...
ELLA - Te gustó?
ÉL - mm...no! Pero me lo bebí, no podía fallarle a Grecia. Todo por Grecia, todo.
ELLA - Pedirías una copa.
ÉL - Error, la botella entera.
ELLA - Pero..
ÉL - Si, ya lo se, no bebo vino normalmente y no sabía que podía pedir una copa. No lo sabía.
ELLA - Te la bebiste?
ÉL - Si, y te aseguro que luego si que me creí que estaba en Grecia eh. Me pareció ver hasta el Panteón por la ventana.
ELLA - A mi me gusta más la comida japonesa.
ÉL - Has estado en japón?
ELLA - No, y tú?
ÉL - Que va que va, si yo...no he salido de España a penas.

Pausa. Ella le mira extrañada.

ELLA - Pero bueno a ver, en la web decías que te gustaba viajar.
ÉL - Hombre y a quien no? Vamos, yo es que si pudiera me lo pasaría pipa viajando.
ELLA - Por eso te acepté.
ÉL - Como?
ELLA - Cuando me mandaste el hechizo en la web, te acepté por lo de "me gusta viajar" y ahora resulta que es mentira.
ÉL - Pero bueno a ver...tu has viajado mucho o qué?
ELLA - No, por eso. Necesitaba alguien que...si, porque así seguro que viajaríamos.
ÉL - Bueno, podemos ir a restaurantes. No te gusta tanto comer?
ELLA - Paso..
ÉL - Que?
ELLA - Que paso, que no, que no hace falta que me mandes más hechizos, que no eres el tipo de hombre que estaba buscando. Yo buscaba uno que le gustara viajar.

ELLA coge y se va.

ÉL - Pues...será superficial la pava esta.

viernes, 10 de enero de 2014

Le llaman "Piso guay".

Acaba una etapa, pensé hace dos noches, en Barcelona, cuando esperaba a Georgina en una esquina de la plaza de la Virreina, pasando calor con mi abrigo de invierno azul, sabiendo en aquél preciso momento asimilaba todo lo que estaba ocurriendo. O, a punto de ocurrir.

Entonces tuve miedo, ese miedo que aparece cuando menos te lo esperas, cuando has dejado de rodar aquello que faltaba, de ir a aquél lugar con aquella persona, de hacer ese recado pendiente o, simplemente, cuando has parado quieta un segundo y has dicho "dios, que todo esto es real".

El miedo despareció tan pronto como apareció ella, tan radiante como siempre, dispuesta a convertir en sonrisa cualquier expresión triste y/o asustada y, como no, dispuesta también a tomar una (quien dice una dice unas cuantas) copa de vino blanco; así pues, con sus castaños rizos al viento, mi mejor amiga estaba allí a punto de compartir una ensalada fuego 1 y un humus y hacer oficial lo que viene siendo una despedida.

Y, si algo acaba, siempre, siempre, siempre (sí, tres siempres!) es porque algo, algo muy bueno (positivismo siemprex03) está a punto de empezar. Así que ahí cambié el "acaba una etapa" por un genial "empieza la aventura", subí en el coche de Constantino, mi gran amigo y ahora compañero de piso, y "nos fuimos pa' Madrid! (sí, sí, Madrid!).


Mi barrio no está nada mal. Sí, Irene, sí, un nuevo barrio. Otra vez. (¿Cuantas veces he cambiado de barrio en mi vida? Puf. Da igual). Hay un parque, un cole, una tienda de chinas, una farmacia 24 horas, un bar con un tipo muy curioso (Vinccenso) y un Mercadona.

Mi nuevo piso me encanta. Mmm.. me encanta mucho! Es antiguo, con un suelo en el que jamás podré andar con tacones sin despertar a todo el barrio (si, a Vinccenso seguramente también), muchos pasillos por los que me pierdo, un periquito llamado Mora, un lagarto que no sale de su cueva y una cabra de paja.

Mi habitación es pequeña, pero suficiente. Primero fue muy duro, meter tantas piezas de ropa en aquél diminuto armario, pero lo conseguí (aplausos) a base de comprimirla y comprando una caja con letras chinas, a la china de a bajo (valga la redundancia), donde he podido meter todos los calcetines (si no, solo hubiera quedado espacio en el armario de la cocina y pensé que mejor no, no vaya a ser que un día me de por desayunar calcetines).
Conecté la wifi, el nombre es "Piso guay", que gracia, estaba acostumbrada a encontrarme Wlans de todos los numeros y esas cosas así que me pareció original.

Una vez instalada y enrojecida (la calefacción no la regulamos desde dentro y, en ocasiones, es una sauna), conocí a mis compañeros de piso. Uno es periodista, pero trabaja de camarero, otro es actor, pero trabaja de camarero y la chica es fotógrafa-comunicadoraudiovisual y sí, trabaja de camarera. (¿Qué futuro me espera?)


Nos sentamos en el sofá, pedimos "Foster Hollywood" y hablamos durante horas, bebimos durante horas, y reímos durante horas. Me acosté a las 2.30 de la mañana, cansada pero contenta.


Hoy me he levantado con una resaca considerable, pero no he podido evitar una sonrisa al comprender porque le llaman "Piso guay".

Ahora si, empieza la aventura!