miércoles, 9 de abril de 2014

La wuakiaventura en mi camino

Que bonito es todo cuando parece que va rodado, como si una canica se deslizara por un circuito de plástico perfectamente construido por mis exalumnos de infantil. Si, aquellos que tanto echo de menos ahora que estoy tan lejos de estar con niños.
Llegué a Madrid y empecé la aventura. Toda era luz y color. Normal. Sobretodo en mi burbuja particular que va volando por el aire, cual signo soy.
Pero la vida no es sencilla, deduzco que de ser así no tendría gracia alguna y si dicen que para presumir hay que sufrir, también para sobrevivir hay que hacerlo; así que tras dos meses viendo una cuenta de ahorros bajar desmesuradamente entre cursos, piso, comida, bebida (por supuesto) y alguna que otra deuda (si. a día de hoy tengo el crédito de mi último viaje a NY pagado, aplausos!!!...)... comencé a desesperar y, si una géminis desespera, que se prepare el mundo, porque empieza un terremoto de desquicio, rabia, lucha, fuerza y, en definitiva, estados de ánimos disfrutando de un viaje en montaña rusa.
He venido aquí a actuar y a seguir luchando por lo que me apasiona y no me quejo, lo he ido haciendo, es más, he cobrado por ello! pero eso no me permite agarrarme a nada y en su defecto produje una cantidad desorbitada de currículums de diferentes tipos los cuales habrán visitado cada uno de los establecimientos de Madrid. (Quizás hayan acabado en cada uno de los contenedores de Madrid, pero eso ya, es otra historia). El día de mayor desespero de pensar que el mundo terminaba que jamás haría nada, un móvil destrozado con una bateria que duraba un minuto y me incomunicaba del contacto con el exterior...encontré a una chica con rastas rojizas que me preguntó si me gustaba el cine.
Me volteé al escucharla porque...¡no era una ONG! (esa misma tarde había acabado llorando sentada al lado de un promotor de ONG que me quería hacer sentir culpable por no ingresar 15 euros al mes para los niños de África. "Pero señor promotor, si pronto dejaré de alimentarme yo misma...!" y solté un mar de lágrimas. El promotor resultó ser un psicólogo sin trabajo (típico en la época que nos ha tocado vivir) y recibí una sesión de terapia gratuita en la calle.)
La chica de las rastas, en cambio, me ofrecía un videoclub online por 4'99 euros tres meses de películas...yo iba con mi compañero de piso y nos paramos, acabamos charlando de nuestras vidas y le conté que en cada metro cuadrado de la capítal había un currículum mío así que terminó por ofrecerme convertirme en wuaki.
¿Que es un wuaki? Es un ser extraño tipo extraterrestre que pasa el día entero en la calle hablando sobre cine con la gente que se encuentra. Si la gente mola y se da cuenta que wuaki mola todavía más, consigue ingresar algo de dinero.
Ahora soy wuaki girl. Acabo tan cansada que me dejo móviles en los bares, mis ojos se cierran a partir de las diez de la noche y a penas tengo vida social. Pero conozco vidas. No digo gente, digo vidas, con las que podría escribir tanto...si no me sientiera wuakicansada...

Hoy, lo más emocionante ha sido una chica que en quince días se iba a Barcelona, sola, sin conocer a nadie porque necesitaba un cambio en su vida. Le he contado mi caso. Nos hemos mirado y hemos descubierto que eramos dos lineas que se cruzaban en el mismo momento en el universo, persiguiendo un mismo sueño en direcciones contrarias. No se ha hecho wuaki pero hemos sentido que cuando deseas algo, nada puede pararte y hay que reunir el valor de donde sea para seguir adelante. Gracias Isabel por cruzarte hoy.

Estoy en Madrid y aunque esto no sea lo más "supergenial" de mi aventura, se que desembocará en muchas, muchísimas...aventuras nuevas.