martes, 16 de diciembre de 2014

Recuerdos estropeados

Dos amigas. Carla y Lucía. Un bar. Dos copas de vino blanco. 

Lucía - Es como una carrera de obstáculos, a medida que te acercas más a la meta, hay más obstáculos, vallas más altas...las ves de lejos y dices ¡pero si yo no salto esto ni de coña! Voy a tropezar, está claro...
Carla - ¿Y qué pasa luego?
Lucía - ¿Qué pasa dónde?
Carla - En el sueño...caes, o llegas a la meta...
Lucía - Carla hija, no es un sueño, es una comparación.
Carla - Lo siento tía, no estoy, no estoy...
Lucía - No estás. Ya lo veo ya.
Carla - Es que desde que me has dado la noticia...bueno ¿y qué? te tropiezas o...
Lucía - Pues he tropezado, he tropezado Carla, porque no dejo de pensar en él, en cómo sería, en los momentos que viviríamos, en las cenas, en las noches, en el sexo, en los domingos...
Carla - En la decoración de vuestro futuro piso, en el nombre de vuestros hijos, los viajes...
Lucía - Eh eh ehh! No te pases!
Carla - ¿Lo has pensado o no lo has pensado?
Lucía - Ay tía no...
Carla - Luci, somos así, peliculeras, nos lo imaginamos todo. Y cuanto más te acercas a los treinta más te imaginas, vamos, que cuando teníamos veinte nos imaginábamos con treinta años y dos hijos.
Lucía - Y una casa y un perro.
Carla - Sí, yo quería un pastor alemán...y una casa de tres plantas ¿pero por que nos engañaban tanto? No hacía falta. Si yo con lo que tengo aquí, un pisico compartido me apaño Luci, pero que no me engañaran coño...
Lucía - Por eso me tropiezo creo, porque cuando tienes tu meta clara, tus sueños ahí...al doblar la esquina y aparece el tío...pues tía, tropiezas. No lo puedes evitar. Porque nos han educado así, con príncipes y princesas. Y aparece el tío te trata un poco guay y dudas. ¿Será el príncipe?
Carla - Pues que no te haga dudar, que los príncipes no existen y que tú tienes que irte, aunque me duela eh, pero Londres es tu sueño y tú te vas.
Lucía - Pero si antes cuando te he dicho que me iba te has puesto a llorar.
Carla - Porque me afecta, joder, yo soy tu amiga. Pero te apoyo. Y mira Lucía, que yo sin ti, no soy nada eh, y ya me veo...lo estoy viendo, me sentiré sola.
Lucía - Pero si eres súper independiente tía, si te encanta estar sola. Vas al cine sola, al teatro, a pasear, a escribir...
Carla - Ya, pero se que marco tu número y estás ahí. Y ahora me las tendré que apañar...
Lucía - No digas tonterías. ¿Qué tal con Sergio?
Carla - Mal muy mal. Mal...de fatal. ¿Pero cuando me vas a oír a mi que una relación o lo que sea que tenga vaya bien?
Lucía - Algo haces mal tú. Buscas imposibles. Si no no lo entiendo tía.
Carla - Yo no se lo que hago ni lo que voy a hacer. Por eso no quiero que te equivoques tú...¿Fue bonito?
Lucía - Demasiado. Por eso no se gestionarlo, ¿que hago con eso?
Carla - Es muy fácil Lu, cierra los ojos. Recuerda. Lo ves, estás sonriendo.
Lucía - Sí...
Carla - Quédate con eso, es lo más bonito que puedes tener, un recuerdo que te haga sonreír. Mira yo con Sergio, he vivido cosas magníficas, pero las pienso y automáticamente me pongo triste y me duele el estómago, como si no pudiera acceder al recuerdo.
Lucía - El dolor te lo impide.
Carla - Son recuerdos estropeados. No funcionan bien. Y no veas como duelen...
Lucía - Pero ¿por qué?
Carla - No lo sé, quizá yo busco o encuentro cosas que no son para mí, las vivo con intensidad aún a sabiendas de que no puedan ser ciertas.
Lucía - Claro hija, pero luego siempre te hacen daño.
Carla - ¡Y a la mierda los recuerdos!
Lucía - Se te estropean todos.
Carla - A lo mejor algún día se arreglan y ya no duelen.
Lucía - Lo que tienes que hacer es encontrar recuerdos bonitos. Créalos tú. Pero luego vete rápido, antes de que se rompan o se les gasten las pilas.
Carla - Cállate, ¡Que me voy a Londres contigo!
Lucía - No te dejaría.
Carla - Tienes razón, es tu momento.

Suena el teléfono de Carla

Carla - Es Sergio.
Lucía - ¿Y qué vas a hacer?
Carla - Tranquila, mientras espero a que luchen cerebro y corazón seguro que me ha colgado.
Lucía - ¿Por qué te llama?
Carla - Porque no se cansa nunca, creo que quiere coleccionarlos.
Lucía - ¿El qué?
Carla - Los recuerdos estropeados.
Lucía - No se lo cojas nunca Carla. Prométemelo.
Carla - Lo intentaré.
Lucía - Piensa que ellos son especies distintas, y mientras para ti se estropean para él puede ser un simple momento de pasión. Y ni si quiera dolerle. Carla, que son tíos...
Carla - Pues ojalá en Londres sean distintos.
Lucía - ¿Los recuerdos?
Carla - Los tíos.
Lucía - Te voy a dar una misión. Quiero que colecciones diez recuerdos sin estropear antes de volver a vernos.
Carla - ¿Cómo?
Lucía - Diez hombres distintos. Diez recuerdos distintos. Bonitos, fugaces. Y cuando nos volvamos a ver, los compartimos. Los recuerdos claro, no los hombres.
Carla - Estás como una cabra. Pero supongo que por eso eres mi mejor amiga.
Lucía - ¿Trato hecho?
Carla - Trato hecho.

Se terminan el vino. Se marchan del bar.
De camino a casa, el móvil de Carla vuelve a sonar.

Carla - Hola... ¿Qué quieres? ¿A mi casa? ¿Ahora? Sergio...yo...

FIN



















No hay comentarios:

Publicar un comentario